Futuro condicionado

Es hora de pensar en el futuro. Pero no nos equivoquemos. Estamos hablando de un futuro condicionado.

¿Qué o quién condiciona el futuro? Todos lo sabemos. Raúl. No lo describiremos una vez más. No hace falta. Ni diremos de nuevo sus virtudes o defectos. Ni diremos lo que aporta al equipo (que también aporta), ni lo que resta al equipo (que también resta, y mucho). Todo eso ya lo conocemos. Simplemente recordaremos que éste jugador continuará hasta que él quiera (esto es, hasta 2011, como mínimo). ¿Por qué condiciona el futuro? Porque es un jugador, no sólo fijo en la plantilla, sino en el once titular. Más del 75% de los partidos de liga (tres cuartas partes) los jugará él (y como titular), lo merezca o no, estén otros mejor o no. Y en los partidos importantes de eliminatorias tanto de Copa del Rey como de Champions League (octavos, cuartos, semis, final) será titular también. Lo merezca o no, estén otros mejor o no. El once, dos años más, se basará en un “Raúl + 10”. Y esa base, esa ecuación, al igual que la energía, no se puede destruir, pero si se puede (y se debe) transformar. Hablamos de una ecuación “Crack + Raúl + 9”.

El equipo necesita un crack sobre el que crecer, sobre el que construir un proyecto, un equipo, una idea. Sobre el que construir fútbol. Un jugador que marque las diferencias. Un jugador del top ten. Un jugador que mejore con su sola presencia al resto de activos de la plantilla. Algo de lo que carece el Madrid. Hasta Iker Casillas, uno de los capitanes del equipo, lo decía recientemente: “El Madrid necesita jugadores competitivos para Europa”.

Un jugador que, en resumidas cuentas, intimide al rival y condicione su planteamiento. Y ese jugador está en la siguiente lista: Ronaldo, Kaká, Messi, Torres, Robinho, Ibrahimovic, Iniesta, Fábregas, Diego, Tévez, Agüero, Benzemá, Ribery. Lista que se reduce si eliminamos a los dos jugadores del Barça, y al ex-madridista del City.

Pero no nos equivoquemos, no se engañen, fichar uno es una obligación, fichar dos prácticamente un imposible. Algo irreal, utópico, surrealista, e inviable. Ningún equipo del mundo podría fichar dos de esos jugadores en un mismo verano. Ni ningún presidente por muy buen negociador que sea. Florentino, por ejemplo, no fichó a Zidane y Figo en el mismo año. Ni si quiera a Ronaldo y Bekcham (jugadores más “baratos”) en el mismo año. Si el Real Madrid ficha un jugador de esa lista y pasadas dos semanas se plantea otro, el equipo que posea ese segundo jugador se negará a negociar. Si el Madrid ficha por ejemplo a Benzemá, Milan, Manchester o Bayern se negarían en rotundo a negociar por Cristiano Ronaldo, Kaká o Ribery respectivamente. No son tontos. No agrandarían nunca a la bestia. Impedirían que el “monstruo” tuviera dos cabezas. No echarán una mano a un enemigo que empieza a levantarse. No reforzarán a un rival ya reforzado.

¿Quién vendrá? Imposible saberlo. Pero sí podemos tener una ligera intuición si analizamos correctamente las declaraciones de los implicados (y no los rumores de los periodistas) y si analizamos las situaciones de los equipos. Desde luego las declaraciones que en los últimos meses han realizado Ronaldo, Kaká o Torres (afirmando su continuidad en sus clubes o directamente negando un posible futuro blanco) reducen aún más la lista. Y desde luego de todos ellos el jugador más “fichable” de todos es Diego. Su club muy probablemente no juegue en Europa el próximo año, y cuantitativamente hablamos de un fichaje con valores superiores a 25 millones de euros pero no superiores a 40. Ahora se suman también al mercado Tévez (que está harto de calentar banquillo en Old Trafford) y Ribery (al que Hoeness declara transferible).

En cualquier caso, venga quien venga, Raúl seguirá jugando la mayoría de los partidos como titular. Ya sea como punta en un 442, en la línea de tres del 4231, como falso extremo en un 433, o incluso como interior en el 433.

El futuro está condicionado, y eso es algo que no podemos obviar.