Glorioso y patético a la vez

No estoy seguro de saber de dónde viene la fuerza que me impele a ir al Bernabéu cada quince días. Quizá el peso de la Historia que convierte en privilegiados a los poseedores de un abono. Quizá el íntimo convencimiento de que una de las pocas cosas que tengo seguras en esta vida es que siempre he sido y seré madridista. Quizá la esperanza de ver un detalle técnico nunca visto antes. Quizá el placer de relatar la experiencia al día siguiente. Quizá la excusa de reírme un rato con mi amigo Veterano, no sé, la verdad.

La razón de mi fidelidad al Bernabéu no es desde luego el fútbol que nuestros jugadores están desplegando esta temporada, tan racano y feo como las tres anteriores. Un fútbol indigno del glorioso escenario que es Chamartín y que por desgracia se ha repetido durante la primera parte del partido de hoy. ¡Qué pestiño, Dios! Sólo deseaba que se terminase para poder engullir mi bocata de tortilla.

La segunda parte comenzó igual presagiándose una torrija importante, pero hete ahí que el Getafe se olvidó de atacar y comenzó a recordarnos a la patata de equipo que jugó contra el Barça hace unos días. El Madrid, sin miedo pero también sin acierto tuvo unos minutos "de arreón" que nos quitaron las legañas acumuladas. Bueno, al menos tiramos a puerta dijo alguno.

Pero el reloj es un tirano cuando el resultado no acompaña, y en el 70´nuestro equipo ya estaba cansado de estrellarse contra un autobús azul y hasta los huevos de tener que aguantar a los getafenses fingiendo lesiones cada cinco minutos. El árbitro, un chuleta de cuidado, no ayudaba con su protagonismo excesivo. Tampoco la táctica de Juande, poniendo a Gago de central y retirando a Cannavaro en lugar de a un fogoso Pepe ( con tarjeta y de quien toda la grada andaba barruntando que no acabaría el partido ).

Con Raúl y Huntelaar desaparecidos en ataque llegó el 1-2 en una contra perfecta del Geta. El Madrí no carburaba ni por arriba ni por abajo. El partido estaba acabado pero también roto, lo que quizá hizo que los que habitualmente se suelen ir prontito a casa aguantasen el tipo en la grada. Buena decisión sin duda, suficiente al menos para ver como un tal Guti aparecía en el partido y se sacaba un disparo de falta de manual. Era el cuarto golpe franco que tiraba nuestro equipo y los tres anteriores se habían quedado en una barrera situada a seis metros ( los árbitros de ahora parece que ya no cuentan los pasos).

Con el Madrí volcado en persecución de la Liga, un contraataque azulón acababa en penalty a Casquero. Ahí fue cuando el espíritu de Juanito, de Stoichkov y de todos los chalados de la historia liguera entró en la cabeza de Pepé y provocó un cúmulo de agresiones que nos van a dejar sin el central durante cuatro partidos ( con suerte ). Y así, con 10 sobre el campo, en el minuto 89 y con el inventor del "casquerazo" en los 11 metros nos dispusimos a ver cómo el Madríd se despedía del campeonato.

A partir de ahí, uff, se me nublan los recuerdos. A unos 90 metros de mi asiento me ha parecido ver que el jugador azul ha amagado y tirado un penalty horrible que no merece ni comparación con el de Panenka. El estadio ha coreado "Iker, Iker, Iker" mientras nos volcábamos sobre la poretería de Stojkovic. El resto, pasará a la historia. Un tío con "baraka", un chaval que trajimos de pura coña del River Plate, ha marcado el 3-2. A tres puntos, gracias a Gonzaaaaloooo ..... Higuaínnnnnnnnnnn.

( foto www.sport.es )

Quizá la razón por la que gasto tiempo y dinero acudiendo al estadio sean los partidos como el de hoy. Un partido glorioso y patético a la vez, como rezaba un SMS que me ha enviado un amiguete